Llegué a este poemario gracias a un artículo del periódico que leí en algún febrero cuya fecha exacta no recuerdo. El artículo era sobre recomendaciones de libros relacionados al “mes del amor” —confieso que con todo y que San Valentín se presta para que el capitalismo se desborde más de lo usual, es un día que disfruto como muchos otros—. «Homenaje al ombligo» fue escrito por dos poetas que se amaron, pero aún así es más que eso y siento que quien escribió ese artículo tenía que escribir esa aclaración en letras mayúsculas. Ángela María Dávila y José María Lima tienen estilos poéticos fuertes, palpables, únicos y dignos de ser leídos una y otra vez. La fuerza de la lucha colectiva, social y personal se hace sentir hasta la última página. Es un libro que nos arranca las vendas de los ojos y de las heridas. Nos obliga a darnos cuenta de lo que sucede en nuestro contexto (con todo y que fue escrito en 1966). Nos obliga a darnos cuenta de lo que sucede desde nosotros y a pensarnos desde las intensidades del sentir. José María Lima hace que sus significados de lo colectivo se reflejen en sus versos. La sed y la pasión por la lucha caracterizan su obra poética. Además, sacude al lector y a la lectora de las nociones de las comodidades propias con palabras que ilustran o que incomodan al individuo que habita en una sociedad cambiante. María Lima, transmite la transformación propia y social que detona el tiempo, el estar consciente de las realidades y del cuerpo que sabe nombrarse con interrogantes pero con precisión.
Por otro lado, está Ángela María Dávila —lo mejor para el final— que nos atrapa con su pasión, con sus soledades y con los cuerpos de todas sus palabras. Tiene una de las maneras más
acertadas y más hermosas de escribir sobre de lo que se padece cuando se siente demasiado. Dávila tiene una vulnerabilidad que le tiende los brazos al lector y lectora, y le acoge entre todo lo opuesto al silencio. Las palabras de esta gran gran poeta, para mí, son el homenaje entero, a la intensidad de lo que se siente de manera genuina y perdurable. Sus constantes interrogantes, su llanto y su fuerza pasional se nos quedan en la lengua y obviamente, en el ombligo.
acertadas y más hermosas de escribir sobre de lo que se padece cuando se siente demasiado. Dávila tiene una vulnerabilidad que le tiende los brazos al lector y lectora, y le acoge entre todo lo opuesto al silencio. Las palabras de esta gran gran poeta, para mí, son el homenaje entero, a la intensidad de lo que se siente de manera genuina y perdurable. Sus constantes interrogantes, su llanto y su fuerza pasional se nos quedan en la lengua y obviamente, en el ombligo.
Rara vez que no cargo con este libro en mi bolso, tampoco soy de prestarlo. La mayor parte del tiempo lo cargo conmigo para leerlo en voz alta, a solas o junto a quien quiero compartirme. «Homenaje al ombligo» hace que los ropajes —en todos los sentidos— terminen en el suelo. Más allá de ser mi poemario favorito, gracias a estos versos aprendí a repetirme en intensidad y a sentirme más cerca de lo que nombra.
Puedes adquirir una copia de «Homenaje al ombligo» a través de Librería Laberinto, Librería El Candil, Librería Mágica, Librería Norberto González o contactándo a la editorial directamente.
Kamila N. Rodríguez Rubero (Bayamón, Puerto Rico, 1999). Cursa un bachillerato en Psicología en la Universidad de Puerto Rico en Cayey. En el 2018 y 2019 obtuvo el primer lugar en la categoría de poesía, en el Certamen Literario del Departamento de Estudios Hispánicos de la UPRC. En el 2018 colaboró en una investigación sobre La Ciudad Antropoide: Cuba y Puerto Rico. Actualmente colabora con la Clínica Legal Psicológica en una investigación sobre las barreras que enfrentan comunidades olvidadas. Además de escribir poemas con tinta azul, también marca los libros que lee y comparte reseñas —informales— en @librosenmibolso.