TRANSVERBERACIONES 

          Beauty makes sex sex
                        -Anne Carson
        The secret ingredient for sex is love
                       -Nymphomaniac
I.

La primera manifestación del deseo es un espejismo
un relámpago palpable
sobre cuerpos discontinuos
en un paisaje incendiario
Al comienzo hay un entendimiento implícito
a través del lenguaje secreto de la soledad.
Imagínalo como una complicidad que nace desde la
infancia.
Al inicio los vientres chocan y
en su encuentro nacen
nuevos continentes que se extinguen casi tan
rápidamente
como glaciares del sur.
Imagínalo como una roca contra otra en busca del
fuego primario.
Existen líneas transparentes que marcan el territorio
de los dos cuerpos
no son fronteras
son recuerdos de pólvora y esquirlas
mesetas aisladas
fósiles incompletos
planicies saladas.
El borde atestigua
la santa presencia del deseo
santa dilatada
a la expectativa
de los cuerpos salados.
Una pequeña aurora toca la punta de los sexos
igual que la barbarie alumbra la historia de la
humanidad.
El deseo mantiene monolitos enterrados
silencia pero a la vez aumenta
el miedo a la muerte
es una misteriosa belleza enmarcada
sobre nuestros lechos adolecentes.
Son los bullicios
el preámbulo a una revelación
es la necesidad de decirte que eres
mi objeto nómada preferido
que te escondo entre mis costillas
mientras navego por tus brazos.
Sobre ti exhalo
pienso que tus huesos son fonemas olvidados
que podría vivir a tu lado
pero luego la rabia y el miedo
después la espuma y sus furias
más añejas y antiguas que la Atlántida misma.
En el miedo de ese caos
sucede la aparición de un ángel salvaje
noto tímidamente sus brazos y su mirada
parecida a la de un perro devoto.
¿Será que todos los ángeles son así?

II.

Los brazos del ángel
convocan a otros seres
a dioses chiquititos que supongo que vienen
del Oriente.
Sus risas palpitantes sólo pueden ser escuchadas por
las hormigas
que cargan el cuerpo inerte de un insecto mucho más
grande que ellas
al menos eso me gusta imaginar
porque ser hormiga y no escuchar algo mientras
se trabaja
suena a un oficio sumamente agotador.

III.

¿Sólo se ama lo que no se puede poseer?
Te poseí varias veces
se acumuló el polvo
me encadené al deseo
una laguna dorada apareció entre mis templos
al mismo tiempo
vi asteroides estrellándose sobre
cementos y desiertos.
Una llamarada ardiente
apareció en el techo.
Intenté definir el deseo, pero acabé derrotada
terminé corta
e
hinchada de tanto amor.
Back to Top