GRITA, DELINCUENTE

Entre escombros
lenguas mordidas en anticipo del adiós.
Cómo explico que callado se ignora la rabia
que el grito pide como munición;
ahora basta el recuerdo de la metralleta
para enrolar el derecho a la revolución
se alza en humo
sube
desaparece de la vista incapacitada
las espaldas dobladas por el ancla del capital
mi vista casi apuntada al infierno solo halla tres cosas al mirar:
los aviones despegando dejando
tras ellos vientos con sabor a ausencia,
las verjas— al otro lado las costas compradas—
y olvidada,
una antorcha a medio prender
(no les digan que se escapó un delincuente).
Retoño en la cuneta
que reta el abandono letal de la ferrovía⁠,
la idea de vivir en un país convertido en Prometeo
¡que estalle el águila en una ráfaga de fuego!
Que se encienda mi furia como un meteoro
que ni la posibilidad de perderlo todo
pueda eclipsar las ganas de quemarlo.

SOBRE:VIVIR AQUÍ

vestir una camisa de fuerza
tejida de sangre afro
y billetes americanos
mantener viva la economía
y su conversión
de dos cadáveres por chavo
gozar este espacio abierto sofocante,
playas vueltas ceniceros
autografiados por el Estado,
embalses de futuro
que han convertido estanques
ley y orden según una dama de Justicia
que prostituye sus vendas
a quien mejor le pague
la radio y la difusión del miedo
los medios y su confusión Kafkiana
de llamarnos bendecidos
dependientes de migajas
veo las huellas de la vida que se escapa
y no las sigo por miedo a perder la que se queda,
ese medio despertar
cual anhela ver la guerra en el horizonte.
cotidiana contradicción ser
rebelde enclave
o libre diaspora
sin pólvora en el revólver.

SOBRE:VIVIR AQUÍ II

una colonia es como un eco de cárceles
la campana siempre tarde del Tren Urbano
el ciclo zombi del refresh en Instagram
por evitar leer los comentarios en Facebook
el desvelo pensando como salgo pa’lante
la Cordillera Central más azul toldo que verde monte
el sur más grieta que cultivo
ojalá el feminicidio
nos doliera tanto como la perspectiva de género
ojalá ver vestidos en grafiti edificios
que la subasta dejó en pedazos
ojalá guindar al pillo de su propia corbata
ojalá el Capitolio despojado de violeta
ojalá sonrisas de faroles
mercados de abrazos
y riendas colectivas
mientras tanto, medianoche;
pienso no tanto en brincar el charco
sino quizás perderme en el medio
mientras nado pienso si
este es el sonido
de un país ahogándose
en un mar de esposas
o del acero de la jaula cediendo.
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